Te
ibas a la mar,
eras
marinera
eras
mi velero
y
yo era tu puerto.
Tu
sabor era a sal
e
Impregnabas mi cuerpo,
de
brisas de mar
de
tantos silencios…
Era
un mar bravío,
era
traicionero,
y
una tarde fría
de
un crudo invierno
como
cada día
yo
te esperaba
sentado
en el puerto.
Sin
saber porqué
un
presentimiento
me
hizo no ver
allá
a lo lejos
a
tu gran velero…
Yo
quería ver tus ojos
abrazar
todo tu cuerpo,
pero
solo las gaviotas
volaban
en silencio
lejos,
muy lejos…
Ya
era madrugada,
yo
seguía en el puerto,
sin
saber nada de ti,
solo
con los recuerdos….
de
que sabias a sal,
de
que sabias a besos….
Y
nunca llegaste,
el
mar me ha robado
a
mi marinera
de
sabor a besos..
El
mar es inmenso
casi
como el amor,
pero
es traicionero…
porque
ese mar me robó
a
la marinera de mi amor
también
a la de mis sueños….
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