EL AMOR DE ZAYRA OMAET


(RELATO)

(Dedicado a Loly, toda ternura)

Todo tiene un porqué. Hay que discernir entre causalidad y casualidad, afín de cuentas, los procesos que vivimos afectan no solo a nosotros mismos, sino posiblemente a terceros, muy seguramente influenciamos con nuestras acciones a más de uno y eso nunca lo sabremos, inclusive afecta a personas que nunca conoceremos…

Zayra Omaet, cuando era niña tenía un aire angelical. Su padre la cantaba la canción de la amapola y le decía que “como puedes tú vivir tan sola”... A Zayra la encantaban las amapolas y en los veranos si iba al campo a recoger un ramo de esas flores coloradas. Creció en un ambiente lleno de ternura y por eso ahora su alma es toda ternura y dulzura.

Zayra Omaet y Jorge de Caso se conocieron por una casualidad. Enseguida surgió una chispa de amor entre ellos… Se gustaban, y pasaban muchas veladas hablando de todo y de nada. Ambos eren algo tímidos y después de un cierto tiempo se besaron... Fue un beso tan tierno que casi fue como su primer beso y el primer beso de Jorge verdaderamente enamorado, seducido por su aura, perdido por su belleza del alma. Tembloroso como un niño con miedo, deslizó su mejilla por la suya, hasta alcanzar sus labios y se estremeció con la humedad de su boca, después del beso, notó el rocío que hacían más claros sus ojos, océanos de mirada tierna y anhelante...

Cada uno había tenido su mundo, pero enseguida congeniaron y con el tiempo…se amaron…Suena el despertador, los dos sonríen, se aman tiernamente, aspiran el aire de la mañana, pero aun tienen un sueño compartido, esperan que un día el ser amado les despierte con un beso y una caricia, que les diga HOLA AMOR, TE AMO ¿Cómo durmió mi niña?, entonces los dos, que en realidad son uno...sonreirán y dirán ... " excelente mi amor". Cada verano Jorge la cogía en el campo un ramo de sus flores preferidas: las amapolas. Si el mar está enamorado del cielo, es porque comparte al viento…

Pero como casi todos los amores, el de ellos también se enfrió un poco, porque el amor es muy escurridizo y a veces ocurren esas cosas. Y se dieron un tiempo…y se separaron…Ella se fue a vivir a la Pardiza, muy lejos de donde él vivía. En los riachuelos secos queda escondido el pasado. Los días van atusando cada piedra del camino, y el aire pule sus aristas. Lo mismo le sucede al amor. De manera extraña todo se acerca, y cada pieza va ocupando un lugar en la vida. Sólo hay que vivirlo con intensidad. La bruma acaba con el pasado, lo envuelve, lo pierde, y se aleja haciendo paso a la poderosa luz…al amor que siempre existía entre Zayra Omaet y Jorge de Caso.

Pero…Efectivamente parece que el amor no se muere nunca del todo, y más cuando se han vivido muchas experiencias juntos…

Y Jorge meditaba con frecuencia, dirigiéndose a ella, porqué los amores viene y se van: Cuando te fuiste sentí que todo acababa. Siempre he dicho que la vida es una sucesión de momentos. Mi vida estaba compuesta por los momentos que pasé junto a tí. Cuando te fuiste, los momentos se cayeron a pedazos y mi vida quedó vacía. Siempre estás en mis recuerdos…Cuando tú cantas, cantas al sol y al cielo, en tu canto tu voz desgrana el cereal del día, hablan los pinos con su lengua verde, trinan todas las aves del invierno
Ambos seguían teniendo una buena comunicación de amigos. Jorge escribía a Zayra cartas muy románticas:

“Me gusta quedarme clavado en tus pupilas, sentir como tus ojos roban mi corazón y tus labios tientan mi alma encendiendo mi pasión, no puedo besarte, eres la princesa inalcanzable que quisiera abrazar, quisiera besarte, perderme en el balcón de tu escote, que tu dulce fragancia me envuelva.

No puedo verte, no sé cómo llegar a ti, todo a mi alrededor ahora me parece frío e impenetrable, quisiera parar el tiempo para perderme en ti, sentir la suave protección de tu piel, tu cárcel es el lugar donde quiero estar. La magia de tu mirada me hechiza para dejarme llevar por tu dulzura, pero todo es poco para ti, pero no encuentro la llave de tu corazón.
Me gusta perderme en ti, escribirte cosas dulces aunque no creas en mí, me gustan tus ojos aunque ellos no me miren, me atrapan tus labios aunque no me besen.

Odio la frialdad de tu ausencia, la crudeza de tu silencio desarman mi corazón y alma llenándolo de inquietud.

Tu silencio es tan grande que pesa como una losa que ahoga mi alma, llenándola de lluvia, el invierno de mi corazón es sempiterno, el bucle de la melancolía me persigue, mientras las nostalgia murió, ahora todo es gris a mi alrededor y tus ojos mágicos se alejaron de mi para siempre, tus labios tentadores robaron mi corazón y se llevaron la razón.

Me gustaría verte sonreír de nuevo conmigo, eres mi debilidad, eres parte de mi, llévame a tu cálida cárcel, abrígame y protégeme con tus abrazos, calma mi ansiedad con tu dulzura y ternura, he tratado de llegar a ti pero no encuentro el camino a tu corazón, tu silencio me desconcierta, tu ausencia me duele.

Tú te has ido. Hoy he pasado por tu casa y me han dicho que no estabas. Que estabas en otra parte. En la Pardiza. Hace años que se fue, me dijeron.... Eso es lo que me han dicho. Tú te has ido y yo sigo aquí. En la casa que fue nuestra, en el jardín que fue nuestro. Pero aunque te hayas ido, yo te sigo queriendo. Porque quienes se amaron como nosotros, no pueden evitar seguir haciéndolo. Muchas veces siento la tentación de coger un tren e ir a verte. Sí, volver. Porque ya estuvimos allí. Si me paro a pensar, no creo que vaya nunca a la Pardiza. Creo que tengo miedo de que me digas que tú has dejado de quererme. Pero…un día iré, no tengo la menor duda”…

Y la escribía estos versos de amor:

Aquella tarde, cuando el sol caía
aquella tarde cuando fuiste mía,
aquella tarde que te di mi amor
era la tarde, la tarde cuando el sol caía…
Fue por la tarde, la tarde cuando fuiste mía
fue por la tarde, la tarde que te di mi amor...
volé por el cielo al sentir tu te quiero y soñé…
Soñé con mariposas azules
entre nubes de algodón,
allí muy juntos
te ofrecí todo mi amor…
Mientras… se oía el canto
de un bonito ruiseñor…

En realidad se seguían queriendo, se amaban. Y un buen día, Jorge recibió una carta de Zayra, una de las cartas que Zayra le escribía... estas cartas de mujer enamorada a Jorge:
Hola mi querido y amado amor:
“Te envío esta hermosa carta que expresa justo mi sentir hacia ti...
Quiero expresarte mi amor, lo que significas para mi, lo mucho que me supone tu amor y lo que siente mi corazón...
Espero que esta carta llegue a ti transmitiendo todo aquello que hay en mi corazón.
Te amo, te lo di todo, hasta quedarme vacía. Te di tiempo, ganas, paciencia de donde siempre ha sido imposible sacar, te di juegos y sonrisas y todas mis palabras. Te di unos pies pegados al suelo, y mis alas para volar...
Te di mi felicidad, mi opinión, mi amistad...Te di locura cuando tus días eran tristes y cuerdos...te di caricias, lágrimas, besos, celos, ideas locas, sensatez, irracionalidad, sentimientos, pensamientos, espontaneidad, mis momentos más planeados y, sobre todo, corazón. ¡¡¡Qué ironía!!!, a tí te pareció poco, y yo me quedé sola y vacía...
Juntos hemos construido un mundo único y maravilloso. ¡Contigo comprendí tantas cosas, amor!... como que en el amor no sólo hay entrega sino que también se recibe, y yo eso no lo sabía, tú me has entregado tu alma, tu corazón, tu dulzura infinita, tu bondad, y yo aprendí a recibir y a atesorar en mi interior este regalo divino que me has dado y me das día a día. Te dejo mi carta estampada con pluma de oro, con mano de mujer enamorada, y perfumada con tus mimos y caricias arrebatadoras, únicas, deseadas por mi ser entero, quedándome por decirte cielo mío...que por ti...que por ti...¡¡YO MUERO!!” Soy libre y llena da amor, no soy nada y contigo lo tengo todo. Con tu presencia en mi vida he conocido el verdadero amor. Gracias vida.....donde quiera que estemos nuestras almas siempre estarán unidas. La vida es eterna. Te amo: Zayra.”

Y Zayra le escribía estos versos a Jorge:

No quiero estar sin ti,
si tú no estas aquí me sobra el aire.
No quiero estar así,
si tú no estás… la gente se hace nadie.
No quiero estar sin ti,
si tú no estás aquí me falta el sueño.
No quiero andar así,
latiendo un corazón de amor sin dueño…

Sola parece que estoy
Sola me ven venir
Cuando llego a ellos les digo..
que tú estas dentro de mi

Nunca me sentí tan acompañada
llena de amor y entusiasmo
Son tus poemas mi alimento
y tu persona mi ser mas amado

Eres tan especial en mi vida
y te siento tan dentro de mi
que la soledad es un lujo que escojo
para poder estar junto a ti.

Zayra era una mujer con una ternura y sensibilidad especiales. Es tan grande su ternura que cuando Zayra va por el campo y ve las flores y su belleza....nunca arranca ninguna pues sabe que si la corta y se la lleva… pronto morirá.... Así es el amor que siente por Jorge

El sol del atardecer se asomaba por ultima vez por detrás de las montañas de la sierra de la Pardiza, como tratando de asegurarse de que todo el mundo hubiera recibido su dosis diaria de sus calientes rayos. Jorge de Caso bajaba del tren que lo había traído ahí desde muy lejos y los lugareños lo acosaban por los cuatro puntos cardinales sin tregua. Había un enjambre de gentes por todos lados.

No era muy tarde todavía, en realidad eran solo las 8.15 de la tarde, pero en estos tiempos de invierno el sol se oculta tan rápido que es fácil perder el sentido del tiempo sin darse cuenta. Se preguntaba una vez más el porqué estaba aquí, viajando dos horas y media desde su lugar de origen por los rumbos de las grandes metrópolis; parado, soportando los vaivenes del tren, en medio de este mundo de gente, y ahora los últimos pasos a la salida le pesaban con toda su alma. Ni loco hubiera venido a visitar esta estación, se decía él mismo. Pero la razón era otra. No era trabajo, fiesta, u otro tipo de obligación donde tenía que viajar un poco lejos. No, la razón era ella, era Zayra Omaet.

Sabía, y lo aceptaba, que era ella la razón principal por la cual viajaba con tantas ganas a este rincón del mundo a las faldas de las montañas, a la Pardiza. Siempre fue por ella por la cual lo hacía. Nada más que ella, Zayra, su pequeña Zayra como él le llamaba, su bebé adorado.

Y es que un buen día, Jorge recibió la tan esparada llamada, y aceptaría sin pensar la invitación que le hacía de que la visitara por la tarde. Vivía por esos momentos.
-¿Puedes venir mañana a verme?, le había preguntado ella al teléfono con una cierta insistencia.
-¿A que hora?, fue todo lo que pudo decir, lo único que quería saber era eso para estar con ella.
-Entre las 8 y 9 de la noche, para que te dé más tiempo; voy a estar sola, por si te interesa saberlo y sabes que eres bienvenido para quedarte a cenar si gustas. ¿Quieres?, le preguntó.
-Claro! Me gustaría mucho pasar a verte al menos un par de horas, le contesto él, esperando que no escuchara la emoción en su voz al ser invitado, y así verse descubierto de que estaba muriendo por verla. Hacía varios meses que no se sentía bien, desde que la había perdido como pareja y sufría en silencio.
-Bueno, te dejo, tengo que hacer unas compras ahora, pero te veo mañana como a las 8.30, le dijo ella.
-Ahí estaré, le contesto, cuídate, te veo pronto.
-Bueno, ven pronto, se despidió ella, besos. Y rió, y su risa sonó como un sueño. Y volvió a sentir ese amor por ella que no lo había dejado desde ese día un tiempo atrás.

Mientras viajaba, iba pensando que unos meses atrás habían decidido volver a ser amigos después de haber compartido tanta vida juntos. Por varias razones hubieran podido haber terminado esta relación, dejarlo así y volver a sus vidas de antaño, pero el amor que existía entre ellos los unía de otra forma. Tenían que tratar de ser amigos para honrar ese amor que de una manera u otra era suyo y de ella. Cada uno lo sabia, pero era difícil ponerlo en palabras; solo existía el hecho de que él por Zayra podía haber hecho cualquier cosa por tenerla contenta...y a su lado; y ella sabía que el separarse de él significaba un no vivir con una sonrisa en sus labios, un cálido sentimiento en su pecho, y recibir unas caricias, dadas desde el corazón, en su cabello, sus manos, sus mejillas. Sus manos siempre fueron así, siempre fueron parte de su propio cuerpo, las sentía en ella cada vez que lo miraba porque para él siempre fue lo mas natural el amarla. Cuando ella le pidió que volvieran a ser amigos, el mundo no se vino encima de él por la sencilla razón de que no la perdería. Ya su amor había roto demasiados obstáculos para estar con ella, para demostrarle que su amor era sincero, sabia que ella no olvidaría aquello, esto, todo lo que el había hecho por ella, para estar así, juntos y felices. En ese momento solo pudo asistir con su cabeza, y aceptar lo que ella le ofrecía por las razones dadas, por la única razón por la cual la podía dejar ir. Pero él lo sabia, y ella lo sentía, que éste no seria el último día que estarían juntos amándose... Ya habría más días, más momentos, cuando volvieran a decirse que se amaban...y ahora estaba aquí, a unos minutos de su casa. Sabia lo que pasaría, y la emoción le hacia sentir su garganta seca...apuró el paso. Y el frío se le calaba entre los pantalones, la gabardina y por el cuello entre las ranuras de la bufanda. Un sin fin de gente se movía de aquí y allá y por todos los rumbos en camino a casa, del trabajo, gentes de toda clase y condición, muchos enamorados, amantes.

A la vez que se iba acercando a la casa de ella, iba pensando en que no son todos los días cuando se llega uno a enamorar. Esos momentos llegan, para algunas personas en un instante, para otras hay momentos que, aunque pequeños, se van acumulando y forman una cubierta multicolor, como una alfombra Persa que se convierten en amor, momentos vividos, y un universo de recuerdos que no son fáciles de borrar. Porque el amor no solo se da y se espera que llegue naturalmente a uno. No, al contrario, el amor se da, y se da, y se da de nuevo, y cuando ya no hay nada que dar, se sigue dando de otra forma porque sigue siendo amor pero ahora disfrazado de un profundo sentir que solo el tiempo nos da. Y ya toma forma, y se transforma en un algo más grande que uno porque ya es demasiado bello como para saber donde empezó y al que no se le ve final; así le dió a ella su amor, con detalles, caricias, atenciones y palabras que nunca había escuchado de parte de nadie. Y cuando él todavía le decía, meses después, que la amaba, Zayra todavía preguntaba, “¿Porqué?”... le era una cosa desconocida el sentirse amada sin haber hecho algo espectacular. No creía que el amar a alguien así era algo tan simple pero natural para un corazón solitario como el de él. Para un corazón hambriento de amor y ternura como él lo necesitaba, porque se encontraba perdido sin un centro que lo atara a otro ser humano, a una mujer, para volver a sentirse un hombre nuevo.

Fue tan bello enamorarse de ella, y nunca lo remitiría de nuevo con otra. Siempre se lo decía, Zayra, eres especial para mí, ¿sabes? Te amo, y te quiero tener a mi lado. Ahora ella reconocía ese amor como lo que era, puro y sencillo. Apasionado y tierno. Y era para ella todo ese amor que nunca pudo haber comprendido en nadie más.

No quería empezar a contar el “como”, ni el “cuando”, ni mucho menos el porqué, simplemente se fueron enamorando, simplemente sus vidas era una prioridad para el uno y el otro. Él pensando en sí mismo para dedicarse a ella totalmente, y ella creando en si misma a una mujer que pudiera darle todo a él para que fuera el mismo hombre bueno de siempre con ella. Cuidando de diferente manera, para que el amor no muriera, para ser feliz.

Se formó ese amor con confianza, palabras dichas, hechos realizados, muestras de afecto y caricias furtivas que poco a poco fueron dejando a un lado el pudor social. Y ahora, meses después, están ahí para ser vividos por los dos. Es solo un amor sincero que no tiene descripción, es un amor de los que siempre se sueñan, pero que rara vez llega a uno.
Pero hubo por un tiempo un “punto y aparte”...y aunque las condiciones para este amor hayan cambiado, se seguía viviendo este amor de otra manera; más bien era un “punto y coma.

Se bajó del tren y cuando llegó a la parada del autobús se da cuenta de que el sol ya se había metido por completo y solo quedaban los últimos destellos color naranja bellos como alas de mariposas. La cola del bus no era muy larga así que decidió esperar. Tenía todavía otros 15 minutos para llegar a su casa y sabía que no tardaría tanto en llegar el siguiente autobús.
Volvió a sacar el móvil de su bolsillo para mirar su último mensaje: te estoy esperando, le había escrito ella. Solo sonrió al leerlo de nuevo. Estoy esperando el bus, te veo en 10 minutos, le escribió él para avisarle de su eventual llegada. Giró a su alrededor y vio que se había formado una gran cola de gente para subir. Ahora había más estudiantes, y trabajadores de oficina en la cola, todos volviendo de sus respectivos trabajos, citas, y obligaciones.

Las estudiantes con sus minifaldas, y uniformes del colegio, y los señoritos con sus gestos de estar resfriados. Cualquier extranjero recién llegado a ese lugar pensaría que la gran mayoría de los habitantes sufren de problemas estomacales por las caras que se suelen ver en la calle. Agrias, torcidas, ceño fruncido...todo un conjunto de muecas faciales
Ringggggg.....ring ring ring ring....sonó su móvil, lo cogió y miró el mensaje,
-Te estoy preparando un café, ¿dos cucharadas de azúcar, no?. Sonrió. Siempre tan atenta con las cosas que a él le gustaban.
-Si, gracias, dos cucharadas. Y un poco de leche...gracias por recordar lo que me gusta, le escribió a ella. Siempre había soñado con venir a verla a pesar de la gran distancia que los separaba. Sentir su compañía. Verla y abrazarla era para él todo, vivía para esos momentos cuando podía tenerla en sus brazos y decirle lo que sentía dentro de él. Y lo más importante, reirse con ella de todo...Y todo por ella, sentía esa libertad y más cosas. Todo estaba correcto cuando estaba ella junto a él. Ya sentía su presencia aunque todavía le faltaban un par de kilómetros y varios minutos para verla.

El bus finalmente llegó y la gente empezó a moverse hacia el frente, todo el mundo queriendo estar en un lugar un poco mas acogedor. Subió al bus y decidió ponerse inmediatamente detrás del conductor. Eran solamente cuatro paradas y no tenía ganas de ir sentado, después seria más dificultoso el bajar.

Llegó la hora de salir y el bus empezó a moverse justo cuando sintió que en el móvil recibía otro mensaje.
-Te dejo la puerta abierta, decía... no pudo evitar sonreir, y hasta reir un poco al ver el mensaje. Le gustaba esa libertad que siempre ella había tenido con él. Y a ella le gustaba hacerlo así. Nunca le había dicho algo con la intención de callarla e impedirle que no fuera ella. Sin esas palabras ella no podía ser tan bella, y todo lo que hacia, o decía, la llenaba de esa belleza que formaba su manera de ser, inocente cuando lo quería, apasionada con cada beso, y un mar de ternura una vez que la tranquilidad de la cama los había domado a los dos. Pero siempre con él. Eso la hacia más bella aún. Sintió una mirada sobre él y miro a su izquierda. Era una señora que se le quedaba mirando como leyendo su mente, y se sintió algo cohibido, como si realmente le hubiera leído su mente. Volvió a mirarla y la anciana se había ya dado la vuelta a ver a alguien más. Le dejó de poner atención y quizá pensó en lo que estaba por pasar…

Al bajar del bus caminó por un atajo, por el estacionamiento, para poder saltar el cerco que se encuentra frente a su casa. Brincó la cerca y cayó entre la maleza que formaba una barrera natural de hierba silvestre y bichos raros que había entre el conjunto habitacional y el cercado del estacionamiento. Un sin fin de cosas se le pegaron a su pantalón y lo dejaron manchado. Caminó los últimos metros hacia los cinco escalones del edificio que lo conducirían a su apartamento mientras se limpiaba el pantalón de las tercas ramitas de las plantas que se rehusaban a dejar la tela de la ropa. Caminando y golpeándose el pantalón se fue acercando al edificio. Por fin, cuando llegó a las escaleras se dio por vencido y dejó de limpiarse, esas cosas saldrán después pensó él.

Se dirigió a la puerta y miró la maceta con los rosales que se negaban a salir por más amor que se les dedicara, y los eternos angelitos; un póster que ella había colocado ahí tiempo atrás. Recordó lo que había dicho en el mensaje y se dirigió a la puerta, le dio media vuelta al manillar y confirmó que estaba abierta tal y como le había hecho saber, dio un paso y se encontró dentro del apartamento, cálido, y oliendo a shampoo, a baño fresco.

Hola...escuchó su voz a la vez que se aseguraba de cerrar la puerta con su seguro. Escuchó sus pasos y la miró frente a él, tal y como la había recordado todo ese tiempo, como sus recuerdos se le habían plasmado en su memoria. No había cambio alguno. Se encontraba vestida con un vestido negro, de una pieza, pegado al cuerpo que le llegaba hasta las rodillas, y medias negras. Siempre linda, como siempre ella le había dicho que se preparara porque “nunca sabes cuando tienes visita o tienes que salir”; preocupada por estar presentable, una de tantas cosas que le encantaban de ella. Toma esto es para ti. Y la regaló un ramo se amapolas secas porque era invierno y una caja con su perfume preferido.

Se acercó hacia él, abrazándolo y ofreciéndole sus labios en un beso calido, lleno de amor y ternura, para luego dejarse abrazar por él. No necesitaba explicar nada, lo había extrañado tanto…. Él sintió lo que ella sentía, que era lo que él tenia en su corazón, y le dio un beso en su cabellera, en su cabello húmedo.

Se separó un poco de su pecho y lo mira a los ojos con amor mientras le decía: bueno, voy colocando tu café en la mesa, con dos cucharadas de azúcar y un poco de leche...Le dejó que se quitara las zapatos pero sin moverse de su lugar y sin dejar de tocarlo, le dejó su mano sobre su espalda mientras se agachaba para quitarse los zapatos.
-Cómo pasaste el día, le preguntó Zayra mientras le acariciaba la espalda con su mano izquierda, y le pasaba los dedos de su mano derecha por el cabello.
-Bien, le contesta él, agachado todavía. Todo bien, pero ahora empieza a verse mas bonito todavía, le dice mientras se levanta, se le acerca, y la vuelve abrazar a la vez que la mira a los ojos con todo ese amor que ella le inspira. Ella se cobija en su pecho, escuchando su corazón se da cuenta que sigue latiendo como el primer día que le hicieron el amor; seguía latiendo de la misma manera, como si fuera una aventura el abrazarla cada vez, besarla como si fuera la primera ocasión, y diciéndole tantas cosas que no se pueden decir con palabras.

La vuelve a besar, pero esta vez con una ternura más íntima, más confidencial, que dice más del alma cuando se ama. Ella parece leer sus ansias y lo toma de la cintura mientras lo presiona contra ella, mostrándole que ella también lo ha extrañado. El beso transcurre mientras sus manos sienten su espalda y sus brazos y luego la toma de los lados de su cabeza para separarse un poco lo suficiente para decirle mirándola a los ojos que la ha extrañado durante estos últimos días. Ella sonríe un poco, y repite sus propias palabras que todavía él no se ha atrevido a expresar… yo también te he extrañado, mucho.

Los dos sonríen, y vuelven a darse un beso, pero esta vez algo ha cambiado, ahora es un beso que dice, te amo, y estoy aquí porque tú me haces sentir bien. Mi vida es mejor ahora y cada vez que estoy contigo.
Ella lo toma de la mano y lo conduce a la mesa donde puede ver que se ha esmerado en preparar un par de tazas, una para él, con café, y una para ella, con un te aromático de Ceilán, unas galletitas de chocolate, y un par de pedazos de tarta y pastas de almendras, sus preferidas. Vuelve a mirarlo como una niña, pidiendo, exigiendo, unas palabras que muestren que le gustó la preparación de las cosas. Le ve la cara y él se gira para verla, con una sonrisa y un guiñó de ojo le dice:
Conoces mis gustos, y sabes que nunca te voy a despreciar dos pedazos de tarta.
-¡Oye!... Uno es para mi!, le dice ella, riendo, bromeando y reconociendo que él también está jugando. Se lo come con su mirada y la de él se junta con la suya…y le ofrece sus labios a la vez que su cuerpo lo trata de fundir al de él, él se agacha un poco y le besa esos labios tan lindos que le son ofrecidos con tantas ganas de amar...reconoce su reacción física al verse tocar por ella en esos momentos, y la besa. Su mano izquierda la toma por la nuca y la empieza a besar mientras su mano derecha la toma de la cintura, la besa como siempre la ha besado, primero con ternura, luego para verse arrollado por su fuerza sensual, sus besos tan profundos, lindos, húmedos, y hambrientos por él...
Le muerde los labios tiernamente, y con esa primera mordida pícara le dice que lo desea, ahora, ahí mismo, y para siempre.
Se separa de él, dejándolo con los ojos abiertos y mirada de sorprendido. Disfruta verlo así por un par de segundos para luego tomarlo de su mano, guiándolo hacia la habitación, mientras le continua mirando con sus ojos de niña picara, le sonríe y pregunta, ¿podemos?... el café y los pedazos de tarta esperaran. Se deja llevar, gratamente sorprendido...Un tierno te quiero se le escapa mientras caminan… la ternura de ambos se funden en un solo cuerpo…y se amaron en silencio teniendo a la luna como testigo…. Que no se rompa la noche, por favor que no se rompa...

En la mesa, el café, el té, y las galletitas habían perdido su atracción; pero ya volverían a ellas; después, por la noche, o por la madrugada, para poder charlar y reír, y volverse a amar de nuevo, como siempre lo hacían cuando se encontraban juntos. Esa noche Jorge no pensaba volver a su apartamento, sintió que permanecería aquí, con ella, y al mirarla de nuevo, no hubo duda alguna en su mente ni en su corazón.
Zayra, te quiero, te amo, ¿sabes?, le dijo con palabras y con un corazón enamorado en su pecho...Y ella sonrió...contenta, porque en su corazón sabia que tenia el amor de un hombre dulce para ella solamente...sabia que tenia que cuidarlo, porque en la vida se ama solamente una vez...porque en las demás ocasiones, los amoríos son parches sentimentales que cogemos para calmar nuestra soledad…Ahora verdaderamente Zayra sí que era feliz. Zayra ya no podía vivir más tiempo sola de la misma forma que le cantaba su padre aquella canción cuando era pequeña: “Como puedes tú vivir tan sola”…

UN SUEÑO



Mis pensamientos
se durmieron en la sombra,
con silencios,
donde los sueños se acunan
con tu aliento.

Y en ese lugar soñé,
un sueño que quise eterno,
donde un tejido de miel
dulcificaba mi anhelo.

Te ví venir a lo lejos,
y te vestí,
de luna, de mar y cielo,
con un manto de estrellas
y en tu pelo dos luceros.

Encendimos una vela
para ahuyentar el misterio,
para alumbrar el camino
que trazamos en secreto.

Lo anduvimos paso a paso,
el sol te mandó mil besos,
las rosas te perfumaban
tus andares de silencio

Me ofreciste un paraíso
de amor, de risas, de ensueños,
y yo te dí mi calor
y mi alma, lo más tierno.

Me desperté y me pedías
que fuera por tu sendero,
aquél que juntos los dos
lo trazamos en secreto…

YA NO VUELA LA ALONDRA


Ya no vuela la alondra
de mis dorados sueños,
ni canta sus canciones
por los pinos de ensueño.

Ya no recita versos
por el azul del cielo,
ni llega en la mañana
a alegrar mis desvelos.

Ya no veo a la alondra
al llegar la primavera,
ni me mira con sus ojos
al posarse en la ribera.

Ya no corta con sus alas
las nubes de la tarde,
ni se posa en las calles
haciendo mil alardes.

Ya no alegra por el día
aquellos ventanales,
ni canta con sus trinos
a los floridos trigales.

Ya no da un beso a una estrella
ni vuela hasta los luceros,
ni hace visitas a la luna
ni se ve en los aguaceros.

Ya no bebe agua en el río
en los días de calor,
ni anda por las praderas
llenas de tanto verdor.

Ya no viene a visitarme
la alondra de mis ensueños,
cuando yo me calentaba
con la lumbre de mis leños.

Ya no viene nunca a verme
ni me visita en mi huerto,
ya no volverá a quererme…
aquella alondra…se ha muerto.

TE SEGUIRÉ ESPERANDO SIEMPRE



Te seguiré esperando....
porque después de ti no hay nada...
las estrellas se caen...y esta noche la luna me mira, me acaricia y me dice
que algún día, pudieras ser solo para mi....
todo está bien, el problema es que no estás aquí...
siento tu piel, pero no estas aquí...

Te esperaré, en el mismo lugar que siempre, en el que te llevo esperando desde hace mucho...y jamás dejaré de hacerlo, hasta que por fin podamos estar juntos...En el mismo lugar donde los sueños no son simples sueños...en donde podamos estar juntos a pesar del tiempo y de la distancia, en dónde algo tan bonito como los sentimientos que nos confesamos no se terminen...En el mismo lugar dónde podamos llevar a cabo todos nuestros sueños...en ese lugar que te prometí hace tiempo, en aquel lugar que juntos, tú y yo podamos cumplir la promesa que nos hicimos hace mucho tiempo...estar juntos de por vida...me da igual cuanto tiempo te tenga que esperar mi vida...Me da igual todo...porque sé que en el momento en el que estemos juntos tú y yo, todo el tiempo que hemos esperado se esfumará, y solo recordaremos ese momento, en el que por fin estemos juntos, sin nada ni nadie que nos impida llevar a cabo nuestro amor...y momentos como esos tendremos y muchos...no te preocupes mi vida...Estos dias, meses de espera, serán pocos, para los años que nos esperarán de felicidad, porque lo sé, estoy seguro de que la espera será corta, porque lo que más me une a ti en este momento es lo que siento por ti...y ni la distancia, ni el tiempo, impide que deje de sentir lo que siento, simplemente, la distancia separará nuestros cuerpos, pero nuestras almas ya llevan mucho tiempo unidas, cogidas de la mano, y no se separarán ni siquiera por todos los kilómetros que hay de distancia entre tu cuerpo y el mío.

Tengo claro lo que quiero y lo que quiero eres tú. Quiero que tus ojos sean lo primero que vea cada mañana, poder abrazarte a cualquier hora, esos besos entre sonrisas, despertar y tenerte ahí...Quiero que cada día sea una nueva oportunidad para escribir esta historia que no tiene final, que es eterna, en la que sólo estaremos tú y yo...

TU SABES QUE MIENTEN



Si oyes que dicen
que nunca te amé,
tú sabes que mienten.

Ellos no saben
que nunca dejé de quererte,
que no quise nunca
decirte adiós para siempre.

Que yo te ofrecí
en el largo caminar,
un remanso de paz y una pradera,
un río de sueños,
un aliento en primavera.

Y todo el calor
de un fuego que me quema,
que a veces me desborda,
y un alma tan serena
que con tu dulce ternura
en ti ahogaba mis penas.

También te envié
una paloma blanca,
mensajera de besos,
que volaba sin fronteras
por las nubes de tus dudas
con la brisa mañanera.

Y mis versos de poeta
en una ola de espuma
a mi mejor compañera,
por una vereda oscura
donde mi tristeza espera.

Pero…
Si a pesar de todo,
oyes que dicen
que nunca te amé,
tú sabes que mienten.

Ellos no saben,
pero tú sí lo recuerdas,
que mi amor te lo envié un día
con una paloma blanca
que volaba sin fronteras,
y que te estaba buscando
por esa verde pradera
tan alegre y tan risueña,
donde yo te quise un día,
entre las flores más bellas
de una eterna primavera.

SED DE AMOR



( Soneto )

Por la mañana el sol de tu ventana
curaba tus amores doloridos,
allí quedaron rescoldos encendidos
donde se fue tu pena tan lejana.

Mi sed de amor se ahogó en la mañana,
y mis afanes se encuentran renacidos,
no tengo penas ni amores escondidos,
ya no quiero vivir con la desgana.

Tus caricias me daban tanta vida,
que nació de nuevo la esperanza
y contigo curaba mi templanza.

Quiero vivir con la ilusión nacida,
yo no quiero morir con una lanza
de tu fuego y tu amor en añoranza…

TE ESPERE EN LA NIEVE



( Para Zayra Omaet, todo ternura)

Llovía, granizaba, con viento nevaba,
te esperé en la bruma aquella mañana
que tanto nevaba en esa montaña
donde yo en silencio contigo pensaba.

Tanto deseaba verte tu mirada,
tus ojos, tu rostro, tu alma, tu cara
que hubiera dado todo por verte tu estampa,
pero era ya muy tarde, tú ya te alejabas…

Me quedé dormido en esa montaña
donde un manto de nieve cubría mi espalda,
todo por tu culpa, por esa mirada
que tú no querías que yo la mirara.

Pasó mucho tiempo, ahora no nevaba,
alguien allá lejos dejó sus pisadas,
en la nieve blanca, en la nieve blanda,
allí, allí muy lejos veía tu mirada.

Era buna figura muy esbelta, muy blanca,
con una sonrisa que me recordaban
tus labios, tu rostro, tu imagen, tu cara,
eso…era un milagro…es que allí tu estabas.

Me acerqué corriendo hacia aquella estatua,
tan clara, tan pura, tan limpia, tan blanca,
me abriste los brazos, se me helaba el alma,
sí que era verdad, y tú me perdonabas…

Me diste calor y de tanto que helaba
Y del frío que hacia…yo apenas hablaba,
No supe decirte que tanto te amaba,
Hacía tanto frío…y no me besabas.

Nos quisimos mucho aquella mañana
en una cabaña de aquella montaña,
me diste tu amor, yo te di mi calma,
tus lágrimas puras se helaban en mi alma.

Sin decir palabra tú te acurrucabas
junto a mi cabeza y yo te acariciaba,
en un manantial de aguas muy claras
en aquella cima que tan fría estaba.

Y…en esa montaña que llovía y nevaba
tus besos, tus labios a mí me curaban,
tu aliento y tu amor ya me confortaban,
y el manto de nieve ya no me importaba.

…………………………………………….

Cuando desperté, la estatua no estaba,
te llamé con gritos, tú no contestabas,
estaba tan solo, había tanta calma
que un copo de nieve velaba mi alma.

Y… a pesar de todo, aquella mañana,
te seguí esperando en esa montaña
por si tú venías, por si tú llegabas,
había tal silencio…que de pena lloraba.

Por culpa del llanto la nieve se fue,
y allí en un barranco la estatua encontré,
sin pensarlo mucho a ella me abracé,
le dije al oído: quiéreme otra vez.

¿No ves que sin ti nada tiene sentido?
ya no quiero nada desde que te has ido,
vuelve, no te vayas, estoy malherido,
y en sus manos puse un ramo florido.

Y al verlo…la estatua sus labios abrió,
se acercó a mi cara y un beso me dio,
sin decir palabra ella me abrazó,
le hice mil preguntas…y no contestó.

Y…otra vez llovía, con viento nevaba,
estaba contigo, nada me importaba,
cayó tanta nieve, que todo cubrió,
y…allí junto a ti nos cubrió a los dos…

PEREGRINO



Por solitarios caminos
voy buscando algo que quiero,
el viento me va empujando,
lo llevo por compañero.

Como en vasijas de piedra,
mi lecho es el duro suelo,
solo encuentro en mi andadura
soledades, muchos duelos.

Me acompañan siempre nubes
y las luces de un lucero,
y las gotas del rocío
calman mi sed cuando bebo.

Las hienas me dan su risa,
los mochuelos, mucho miedo,
y las bellas mariposas
danzan siempre con sus vuelos.

Mi ropa es un trapo viejo
que encontré en un basurero,
las cuevas me dan cobijo,
duermo cerca de un jilguero.

Voy recitando mis versos
por esos caminos viejos,
donde solo habita el polvo,
los páramos y los yermos.

Soy un pobre peregrino,
pero sin ningún misterio,
amigo de todo el mundo,
en mi alma…ni un secreto.

Me perdí un día de niebla
por un camino muy nuevo,
comí en vasijas de plata,
bebí en copas de oro nuevo.

Pero…cuando vino el alba,
me fui a mi camino viejo,
donde encontraba mi calma,
donde todo era un silencio.

Y…yo seguí caminando
por los pequeños senderos
donde siempre me alumbraron
las estrellas y luceros…

ROMANCE A MI PÁJARO AZUL



Yo tengo un pájaro azul
que me alegra con sus cantos,
y que se bebe las lágrimas
cuando mi alma tiene llanto.

Por los caminos del cielo
mi pájaro va volando,
va a refugiarse en su nido,
sus plumas se están mojando.

Vive en un bosque de hiedra
entre nubes y torrentes,
duerme en las lunas menguantes,
vela en las lunas crecientes.

Cuando la flor de la noche
se arropa para el relente,
mi pájaro se prepara
para ver el sol naciente.

Un rayo de color verde
le ilumina en la mañana,
dando a sus plumas un tono
de colores de esmeralda.

Cuando se baña en el lago
de aguas muy transparentes,
se vuelven azul brillante
con un colorido fuerte.

Por los caminos del cielo
mi pájaro va volando,
parece una gran estrella
iluminando el espacio.

Me acompaña a todas horas,
es centinela en mi vida,
de noche me hace la ronda,
siempre cura mis heridas.

El viento le trajo un dia
lo que yo creía un rumor,
esa palabra tan bella
de cuatro letras: amor.

Se marchó un día a una fiesta
con un vuelo muy veloz,
y yo escuché una palabra
aunque él no tenga voz.

Era una palabra muy dulce,
como pidiendo perdón,
era palabra de ausencia
que el viento se la llevó…

NIEBLA



Niebla, no me seas traicionera,
no me des melancolía,
¿no ves que viene la noche
y que se acerca ya el día?

Pon en tus labios la flor
para que me de alegría,
súbete en esa montaña
en esta noche tan fría.

Allí lejos hay un fuego
donde las estrellas brillan,
vete a calentarte un poco
porque pareces muy fría.

Por tus puertas tan cerradas,
el viento se coló un día,
y allí cerca de una hoguera
te hiciste novia enseguida.

Y el viento lo pregonaba,
y tú muy bien que lo hacías,
yo soy la novia del viento
formamos una armonía…

Y os marchasteis en silencio
en un caballo de silla,
y con una galopada
se hizo la noche muy fría.

Se fue muy pronto la noche,
y llegó muy presto el día,
los arroyos arrullaban,
las flores ya florecían,
los luceros relucían
y nuestro amor…renacía…

NOSTALGIA



( Para Flor chilena mujer especial)

No sé por donde voy,
ni sé qué es lo que pienso,
no si si sufro o peno,
si lloro en tu silencio.

No sé qué es lo que quiero,
ni sé que es lo que siento,
si soy misterio o río
con un caudal inmenso.

Me siento ave que vuela
para marcharme lejos,
sin rumbo ni destino
por el azul del cielo.

Quisiera ser la brisa
y volar con el viento,
y ser tu llanto y risa
al salir a tu encuentro.

Soy una flor o llama,
quizá un amor secreto,
tu sueño del mañana
quiero vivir despierto.

A veces soy un lago
profundo en el misterio,
de nieve en el invierno
y frío en el silencio.

Me pierdo con tus brazos,
me muero con tus besos,
con tus caricias vivo,
al mirarte te encuentro.

No sé por donde voy,
ni sé que es lo que pienso,
al recordar tu rostro…
lloro con tu recuerdo…

LO QUE EN LA VIDA PASA



Desde una ventana
del fondo del alma,
quise contemplar
lo que en la vida pasa.

Y me asomé a ella
con toda mi calma
para divisar
las cosas humanas.

Solo ví silencios,
tristezas amargas,
pocas alegrías,
ruidos que se apagan.

Veredas sin flores,
hombres que se matan,
miserias ocultas,
días de nostalgia.

Miradas huidizas,
despilfarro, apátridas,
gentes que se cruzan
sin decirse nada.

Dejé la ventana,
me metí en el mundo.
y al no comprender
lo que en l vida pasa,

seguí caminando
sin entender nada,
mirando al crepúsculo,
llorando en voz baja…

NATIVIDAD



En el silencio dormido
de un camino polvoriento,
a lomos de un borriquillo
una Madre va sintiendo
dentro de su cuerpo
el Niño que lleva dentro.

Ya va cayendo la noche,
y antes de que llegue el alba,
en un pesebre entre pajas
esa madre da a luz
al Niño de sus entrañas.

El silencio se rompe
por una nana
que un ángel rubio
toca en un arpa
de nieve muy blanca.

Un querubín de nácar
anuncia al alba:

Id a adorar
al Niño Dios
que duerme entre pajas,
encontraréis una estrella
de oro y de plata
que os guiará
a una cueva
del color de la esperanza,
donde duerme en el silencio
de una noche larga, larga
un Niño precioso
del color de perlas de nácar...

LLEGASTE



Llegaste
encendiendo la ilusión de mi alma,
diluyendo el marasmo de sombras
que rodeaban mi vida.

Te nombro…
si a la ternura con dulzura nombro,
te veo…
Y un suspiro se escapa
en angelical deseo.

Déjame coger tus suaves manos
en este minuto al menos,
cuando mi alma se une a la azucena,
en el alado momento
en que mi vida se tornó delicia
el dia que te encontré
cando venías en silencio.

Al contemplarte
olvido a las estrellas,
donde el invierno se esconde
en lo alto del cielo.

¿Duermes?
Tu sueño es música íntima
donde un ángel
reza su salmo en el arpa del verano.

El pétalo de tu sonrisa,
la suavidad de tu piel
son la forma de la rosa
o del lirio esbelto
que se mece con la brisa.

Velo tu profundo sueño
cantando el ruiseñor
que se despereza,
y mirándote…Me encuentro…

LA NUBE BLANCA

(Para Rosa Amalia con cariño)

No,
no era una mariposa
azul,
ni un arco iris
de nácar,
ni una sombra que pasa.

Tampoco,
un rayo de sol
que quema
aquella cascada blanca
del color blanco
de la escarlata.

Eran tan solo
mis manos
transformadas en dos alas
de plata,
que yo me montaba
en ellas
para acortar
las distancias
entre tu nube y mi nube,
esntre tu casa y mi casa.

Eras tú
mi espuma azul
en esa espera
tan larga.

Yo te llevaba conmigo
montada
sobre las alas,
hasta encontrar
una nube
una nube blanca, blanca
del color de la plata.

Allí yo construiré
un reino
lleno de palmas
y nácar,
donde tú
serás la reina,
donde tú
serás mi hada.

Allí…
estaremos los dos,
tu alma junto a mi alma,
y te colmaré de besos
todos los días
a la salida del alba.

Y…allí
seremos felices
dentro
de esa nube tan blanca.

Y en la nube
formaremos
dos mariposas,
dos mariposas enamoradas,
una de color azul
y otra blanca, muy blanca…

LAS MARIPOSAS NO VOLABAN



En el bello atardecer,
de un beso muy somnoliento,
las mariposas dormían
un sueño en tu pensamiento.

Ya no podían volar,
el aire estaba muy quieto,
como tu amor tan dormido,
como el sollozo del viento.

La luna, con su silencio,
alumbró tanta quietud,
se asomaba muy despacio,
iluminó con su luz.

El mar estaba en la calma
y tu amor en el silencio,
y las mariposas solas
libaban tu sentimiento.

Ya no podían volar,
las mariposas dormían,
yo las fui a despertar
y su alas las batían.

De pronto…el viento sopló,
las mariposas danzaban,
comenzaron a volar
y su vuelo remontaban.

Me subí a una mariposa
de bellísimos colores,
nos fuimos junto a un lucero
a olvidar nuestros amores.

Y…en aquél atardecer
te despertaste del sueño,
las mariposas volvían
a alegrar tu pensamiento.

Volvieron muy silenciosas
esas bellas mariposas,
pero un dia gris de otoño
se marcharon a un madroño.

Ya nunca más volverían,
esas bellas mariposas,
yo…sí las recordaría…
como tu amor…dormirían…

LA NIÑA SE FUE MUY SOLA



La niña se fue muy sola,
no sabe por donde va,
se fue muy sola a una cueva
y allí se puso a soñar.

Soñaba que iba en la luna
por un parque sin igual,
que las flores eran lirios
de papel y de cristal.

Que se bañaba en un lago
cerca de un gran manantial,
y que el agua era de miel
allí en un cañaveral.

Que se subía a una estrella
radiante de claridad,
con una luz cegadora
llena de felicidad.

Jugaba con los luceros,
con angelitos muy rubios,
con los rayos de la luna,
con muñecas en sus cunas.

Soñó que unas mariposas
le besaban las mejillas,
y que se fueron volando
con el viento de la brisa.

Los árboles eran rosas,
las ovejas de azahar,
y los pelos de la luna,
azul verde como el mar.

Una sirenita roja
con los ojos de cristal,
la llevaba de la mano
por los bosques de coral.

Los peces de mil colores
la miraban al pasar,
las ostras le dieron perlas
y le hicieron un collar.

Un caballito pequeño
le vino un día a despertar,
y subiéndose a su grupa
la llevaba a pasear.

¡Qué praderas tan bonitas,
qué de animales, qué mar!,
los ríos eran tan blancos
que eran leche de verdad.

Por los caminos azules,
cerca de aquél ancho mar,
una luna pequeñita
le dió un beso al despertar…

LA NIÑA SE FUE AL CIELO



La niña lloró en mis brazos,
no la podía callar,
vino a buscarla una estrella
y se fue a su cielo a jugar.

La niña era rubia,
con el pelo rojo,
su cara con pecas,
hija de un lucero,
su pelo con trenzas,
su madre…una estrella.

En una selva escondida
entre aromas de violetas,
dos amores renacían
entre lirios y tristezas,
y los dos ya caminaban
como los vientos, sin prisas,
sus lágrimas se hacían perlas
con el hielo de la brisa…

Hazte paloma y regresa
a la cabaña del valle
donde yo te tuve presa...

Y la niña que en mis brazos
lloraba y no se callaba,
se quedó en aquél su cielo
entre los mares de plata,
y en las hiedras de la luna
con sus muñecas jugaba...
Se hizo novia de un lucero,
amiga de la esperanza,
y en esas noches sin luna,
con sus ojos me alumbraba…

JUICIO FINAL



( Soneto )

Señor, estoy aquí, ya he venido
a mi juicio final, es ya mi hora,
después del largo trance, hora tras hora
estoy en tu presencia malherido.

Tengo mi alma llorando, y su latido
estremece a la sombra de la aurora,
ya no gime por mí, de pena llora,
se murió de nostalgia, estoy perdido…

Juzga, dí para qué sitio tengo que ir,
si cielo, infierno o tal vez la nada,
ya cumplí mi jornada, quiero partir…

A tu alma que es tan delicada
la enviaré a un lugar para vivir
con su amor y su calma enamorada…

LA NAVIDAD



Una música íntima y de siempre
…Noche de paz…
reza su salmo acostumbrado.

Maga nocturna,
que caminas entre nubes de inciensos,
hablando con ángeles
en el refugio
de un establo dormido…
Sigue sonando el acueducto de los recuerdos,
lejos…
en mi alma.

Duerme y vuela,
sueña y vela
al Niño Redentor.

Las estrellas se olvidan,
que el invierno
esconde la noche
en el suspiro de un helecho.

La luna
es una orquesta
de cabello adolescente.

Es el silencio
donde Dios pregunta
y el alma responde
con un piano de dolor en su memoria…
Alguien ha cerrado los ojos al amundo,
la paz se muere en el eterno olvido.

Un querubín de nácar se detiene
y sonríe al alba…
…es la Navidad…
Por aquél camino se iba a Belén…

HOMBRE POBRE



Yo voy por la vida
como un pobre hambriento,
yo soy peregrino,
no quiero un convento.

A veces soy rico
con un mandamiento,
a veces soy pobre
y en todo momento.

Solo tengo atillo,
no quiero riquezas,
solo tengo llantos,
mil penas, tristezas.

Ya oigo las voces
de un coro a lo lejos
que cuando me duermo
espanta mis sueños.

Una calavera
tengo por montera,
un crucifijo en el pecho
que dio mi abuela.

Cuatro candelabros
que alumbran mis penas,
siete lamparillas,
pequeñas, pequeñas.

En el mísero asiento
donde yo me siento,
viven dos ratones
en su campamento.

Tienen tanta hambre,
que ya se han comido
la madera, el cuero,
también mi tocino.

Me voy a dormir,
a ver si un día sueño
que no existe el hambre,
ni el odio ni el trueno.

Que la raza humana
es casi perfecta,
y que mi miseria
alguien ya la entierra.

Y aunque yo sea rico,
siempre estaré hambriento…
de amores, de llantos,
risas y lamentos…

HAY UN JARDIN EN EL CIELO...


Hay un jardín el el cielo
en un lugar escondido,
donde juegan con los ángeles
los niños que no han nacido.

Fuentes de oro y de plata,
mariposas de colores,
caballos muy azulados,
mares donde crecen flores.

Una niña de ojos claros
suave como el terciopelo
se ha asomado a la ventana
de la cuna de mis sueños…

Y me ha dicho despacito
que quiere seguir jugando
con mariposas azules
y con flores de azahares.

Cuando desperté del sueño,
tú estabas junto a mí…
yo… te lo conté en silencio…
tú…te abrazabas a mí…

ESPERANZA



La brisa…
Un día
me buscará en este rincón íntimo
y me dirá:
“tocó a su fin,
la mano temblorosa y fría
que sostiene la arena de tu tiempo”.

Y, pensaré…
En el roce de tus labios sobre los míos,
en la forma tan tierna de tu cuerpo,
en el goce del rubor en mis mejillas,
y…lista estará mi alma para un mañana…

Entonces…
Comprenderé que en mi larga espera
nunca conocí tu rostro…

Me enamoré del amor
como de una rosa,
delicia de perfume en la noche,
espinas en la mañana,
pero…
Jamás besé sus pétalos
de terciopelo,
jamás sentí el fuego en mi alma,
jamás, tampoco
te sentí…desconocido rostro…

EN LAS ORILLAS DE UN RIO



( Para Beatriz Quezada con mi cariño)

En las orillas de un río
donde beben los luceros,
las estrellas alumbraban
los amores de mis sueños.

Y las abejas libaban
el néctar de mis anhelos,
y las rosas perfumaban
las penas de mis desvelos.

Mi alma moría de sed,
y a la vez seguía latiendo,
la noche tendía su red
con un vuelo somnoliento.

Tus ojos me daban luz,
y tu alma la quietud,
tus manos mucha ternura
y tu barca singladuras…

Volé…en aquél mi gran sueño
muy alto, casi hasta el cielo,
una gaviota a lo lejos
me acompañaba en silencio.

En las orillas de un río,
donde yo lloré mis penas,
el sol con su resplandor
acariciaba tus trenzas.

Y yo sin querer…soñando,
y yo sin querer…sufriendo,
y mis amores penando
y tú sin seguir queriendo.

Las estrellas que alumbraron
los amores de mis sueños,
por las orillas de un río
se fueron con los luceros.

Y en las orillas de un río
donde yo soñé mis sueños,
mi alma se hizo muy tierna,
y…yo te amaba en silencio…

EN EL FONDO DEL ALMA



(Para Carmen Bregón, mujer sensible)

En el fondo del alma
tengo un lago
lleno de muchos recuerdos,
inundando con sus aguas
todos mis profundos sueños,
mis anhelos cotidianos,
mis sonrisas, mis silencios.
y todas las pequeñas cosas
que yo guardé
como mis grandes secretos,
y que se han hecho muy viejos
con el paso de los tiempos.

Como pájaro errante
hice un nido
para acariciar el cielo,
para poder volar
con el vibrar de los ecos,
para beber de las aguas
de las fuentes del silencio.

En el fondo del alma
tengo un arpa
que la tocan de noche
libélulas blancas,
y en las noches estrelladas
con su melodía
despiertan al alba.

En un rincón
del fondo de mi alma,
nacieron tres rosas
en medio de tu ánfora…

EL OCASO DE LA VIDA



La cita es cada año.
en un parque,
con sonrisa incluida
y un tierno abrazo.
Cada año vuelvo a su rostro,
y a su amor
y algunas veces
nos pedimos perdón...

En ese abrazo, en ese mimo
nos entregamos.
Me pierdo en sus ojos,
me lleno de su pelo negro,
con un beso, rozo sus labios
de miel y de terciopelo blanco.

La cita es todos los años,
con paseos por parajes
y en un banquito sentados,
damos de comer a las aves.

La cita es cada año.
con besos tiernos...
en los párpados cerrados.

La cita es planeada
en lo días de lluvia.
No mencionamos nuestros maridajes
y nos tomábamos de la mano,
sonrojados... turbados.

Diciéndonos tantas cosas, entre lágrimas.
Entre suspiros, mirando las nubes,
mirando las gotas de lluvia, se pasan las horas.
Húmedos nuestros ojos... se dicen tantas cosas.

En el ocaso, nos decimos adiós,
y un ¡cuídate cariño!, hasta el próximo año.
Los dos reímos... nos damos un beso.
Exclamamos a un tiempo ¡No te olvides de mí!
y volvemos a sonreir.
¡Hasta al proximo año...
mi amor tan cercano y tan lejano!

Me retiro del parque, caminando
por la calles la lluvia me moja.
Yo regreso a mi hogar y ella al asilo...
a su asilo dorado
donde vive con las monjas...

DARIA MEDIA VIDA


Daría media vida
por seguir a tu lado,
por besar a tu sombra,
por mirar a tu encanto.

Por la vieja alegria,
de tus risas y llantos,
recordar aquél día
que nos quisimos tanto.

Daría media vida
por coger un lucero,
y traerlo sin prisa,
y ponerlo en tu suelo.

Para que alumbrara
por la senda infinita,
y que no se apagara
cuando fuera a tu cita.

Daría media vida
para ir a una estrella,
y cogerla su luz
y subirte tú en ella.

Y decirle yo al viento
que tu amor es muy bello,
y beber en tu río,
y dormir en tus sueños…

Daría media vida
por sentir el aliento
de un beso perdido
allá en el silencio.

Y cogerte tus manos
y acariciarlas luego,
y decirte al oído
lo mucho que te quiero.

Daría media vida
por subirme yo al cielo
y pintar tu figura
por los aires sin vuelo.

Y tocar el laúd
muy suave, muy tierno,
como un rayo de luz
que se apaga en silencio.

Daría media vida
por tener una alas
y volar muy deprisa
a escuchar tus palabras.

Y cogerte amapolas
y decirle a las rosas
que perfumen tu esquina
en tus noches muy solas.

Daría media vida
y la vida entera,
si a mí me dijeran
que mi amor…era ella…

A LA GOLONDRINA




Golondrina, ¿porqué vuelas bajo?,
golondrina, ¿porqué tan deprisa?.
Voy volando y piando en voz baja,
voy a ser fuerte para irme en la brisa.


Llevo el pico muy abierto de siempre,
me confundo con el horizonte,
de esa forma voy a ser muy perenne,
voy huyendo, me da miedo el hombre.


Hago el nido redondo, con barro,
muy cerrado y relleno de paja,
siempre entro despacio, me agarro,
de esta forma me encuentro más alta.


Yo quité las espinas a un Cristo,
las espinas de un árbol de talja*,
de una corona que tenía ceñida,
muy ceñida en su frente tal alta.


Le cubrieron con muchas espinas,
el delito fue …haber hecho nada,
yo lo ví, fui testigo de cargo,
con el pico quité las más largas.


por eso tengo el color como el luto,
por eso vuelo y vuelo tan baja,
es posible que tal vez otros hombres
coronen mil frentes con espinas de talja.


Voy piando, piando y volando,
casi siempre me quedo muy exhausta,
ya no quedan ni insectos ni bichos,
me parece que el hombre los mata.


cuando llega la noche me acuesto,
me levanto cuando sale el alba,
hago el bien, mucho bien cuando puedo,
la vida de ahora a mí ya me espanta.


Algún día ya no habrá golondrinas,
golondrinas que vuelen tan bajas,
golondrinas que vuelen deprisa,
y que quiten espinas de talja.


Dime golondrina, ¿porqué vuelas baja?,
dime golondrina, ¿porqué tienes prisa?.
quiero irme de aquí para siempre,
voy a marcharme cuando salga el alba.


Voy a remontar el vuelo muy fuerte,
volando y piando con la voz más baja,
me iré junto al cielo con el aire del relente,
a ese cielo donde…el hombre no mata…


*Talja: árbol del desierto cuyas hojas son espinas
muy duras y muy largas.


MI BELLO PÁJARO AZUL (cuento)



Yo tengo un pájaro azul, que me alegra con sus cantos, y que se bebe mis lágrimas, cuando mi alma tiene llanto. Así comienza una poesía, yo creo que bellísima, que he compuesto para mi pájaro azul. Hermoso pájaro azul, que le puse de nombre “Pinto” por unas pequeñas manchas blancas que tenía en su cabeza. Pajarillo de sonrisa celeste, ojos de azabache y mirada misteriosa. Su plumaje es tan lindo y tan suave que se asemeja a una tela de terciopelo recubierta de seda. Sus dos finas patitas, parecen dos columnas muy frágiles para sujetar a mi querido animal.

Le recogí de pequeñito, huérfano, un día muy frío de invierno que estaba acurrucado en la falda de un matorral cubierto de nieve. Tenía el pico abierto, jadeando, con mucho miedo. Me miraba desconcertado, y cuando notó que lo que yo le daba era calor y comida, comenzó a piarme dándome las gracias con su tierno pico.

Cuando la aurora se asoma por la ventana del cielo, y los rayos de oro y plata marchan por los caminos del firmamento, un canto de trinos al alba despiertan al día de su letargo de la noche. La luna, haciendo guiños al nuevo amanecer, se acuesta y resurge por el horizonte el nuevo día. Los trinos de todos los animales del campo han sondo como una balada de alegría, y mi pájaro se despereza, agita sus plumas y viene a mi regazo para anunciarme que el sol ya alumbra el nuevo día y que ya han sonado los clarines del alba.

Se posa sobre mi hombro, revolotea, escarba en el pelo de mi cabeza y se vuelve otra vez a posar en mi hombro. Así camino yo con su compañía y él con la mía.

Cada amanecer le llevo junto al manantial de una pradera muy verde que parece un tamiz de alfombra, tapizada de amapolas, lirios y margaritas. Y allí, el pájaro se baña metiendo y sacando todo el cuerpo del agua, como si fuera un rito sagrado, y después revolotea entre las flores, acunando a las más altas y arrullando a las más pequeñas. Yo le contemplo embelesado, y pienso que si los pájaros tuvieran alma, ésta sería tan bella y tan sensible como la de un poeta que va dejando su huella en la vida, del mismo modo que se quedan grabadas en la nieve las pisadas de una alondra que camina en busca de su alimento cotidiano en los días de crudo invierno en la sierra. Sería seguramente también, tan bella como su plumaje. Se afila el pico en una piedra de granito, azul como sus plumas, y se viene a mi lado revoloteando con sus alas muy limpias y brillantes.

Ya hace un rato que ya ha amanecido y el sol inicia su singladura saludando a su paso a unas nubes blancas de algodón que pintan al cielo de un color de nácar. El silencio es roto solamente por el vuelo de una abeja madrugadora que va libando de flor en flor para llevar el sustento cotidiano de polen a su colmena campesina. Pinto se asusta, se acurruca entre mis ropas, y sacando un poco su cabeza se la queda mirando. El zumbido sin duda ha sido la causa de este pequeño susto.

Un tropel de mariposas danzan y vuelan entre las flores del campo, y son tantas y tantas, que con el susto de la abeja y este espectáculo de tanta belleza, el pájaro no sabe qué hacer. Ha sido mucho para este animal tan joven, que aún no entiende mucho de los fenómenos de la naturaleza y que poco a poco tiene que aprender.

Ha llegado la hora del desayuno y que tengo que buscar para él y para mí el sustento diario. He visto a lo lejos un árbol cargado de grandes manzanas, rojas como granadas, que cuelgan como campanas de una iglesia repicando en un día de gloria. Y comemos los dos de ellas. Tienen un sabor dulce y un poco agrio a la vez. Un racimo de orugas, que cuelga de una rama, es para Pinto un manjar celestial, que se lo engulle de un periquete.

Caminamos por la alfombre tupida de la naturaleza silvestre, y nos adentramos en un bosque de robles y castaños. Árboles centenarios que da cobijo al silencio del día y de la noche. Unas nubes negras presagian una tormenta, y los pájaros y otros animales silvestres buscan un lugar seguro para aguantar el chaparrón.

Por los senderos del cielo, las gotas de lluvia descienden para morir en la tierra pedregosa del alcornocal. Un mochuelo solitario nos mira con sus ojos de luna llena. ¿Qué pensará el mochuelo, si es que los mochuelos piensan? Las nubes tocan el cielo y la suave caricia de la brisa nos acompaña al cesar le lluvia. Pinto, como acostumbra, se ha acurrucado en mi hombro, se mete entre mis ropas y asoma la cabeza de vez en cuando para observar de nuevo otra faceta de la naturaleza que también le resulta misteriosa.

Una gran quietud reina en el campo, la lluvia ha regado la tierra y ha bañado a las plantas que se quedan más limpias y más brillantes. Un trueno ha sonado como un eco lejano, y los animales del bosque buscan cobijo cada uno en sus madrigueras. Pero pronto vuelve a salir el sol y la vida sigue su curso de nuevo, deprisa, muy deprisa.

A lo lejos se divisa un lago muy grande, lleno de nenúfares y plantas acuáticas que le dan a ese maravilloso lago un colorido especial. A medida que nos acercamos, el lago se vuelve más transparente, más nítido. Una libélula de coloridos armoniosos vuela y vuela sobre el lago, subiendo y bajando, haciendo piruetas. Pinto quiere imitarla, pero al poco tiempo se cae al suelo con el pico entreabierto y jadeando. No ha conseguido imitarla, y es que en la naturaleza cada animal tiene una forma de ser y de vivir muy característica, un don especial que nadie lo puede igualar. El pobre Pinto tarda en recuperarse y al poco tiempo, en mi regazo, se queda dormido. Y de vez en cuando da un pequeño respingo, seguro que estará soñando. Yo me imagino que hoy ha soñado con las abejas, las ardillas, los truenos y con la libélula.

Al despertar, da un brinco, salta hacia el lago y se ha subido en un cisne blanco como la nieve, y encima de su plumaje va navegando a lo largo del lago. Unos cervatillos se han acercado a beber y Pinto, que es muy curioso, ha volado desde el cisne hasta los ciervos. Éstos, se han asustado y han huido saltando entre campanillas y rosas silvestres que dan un colorido muy bonito a la pradera del bosque.

El verano pasó muy rápido y el otoño ha servido para que Pinto haya cambiado su plumaje por otro más tupido, se está abrigando para prevenirse del frío que hará durante el próximo invierno. A mediados del otoño ha caído la primera nevada del año y se ha formado un paisaje de ensueño, además el contraste del blanco de la nieve con el azul del pájaro lo hacen más precioso. La gama de colorido en la naturaleza es ilimitado y los tonos de los colores son muy variados. Un día lluvioso, cuando ya se acercaba el invierno, salió en el cielo un arco iris. Los ojos de Pinto se hicieron grandes como platos al contemplar ese fenómeno tan esplendoroso. De pronto dio un vuelo rápido y quiso subirse y posarse en el arco iris, pero por más que querían no podía. El agua de la lluvia cesó y el arco iris tan precioso desapareció. Pinto anduvo revoloteando para ver si lo veía de nuevo, No entendía lo que estaba pasando a su alrededor, y un poco compungido se posó de nuevo en mi hombro y se puso a cantar.

Pasaba el tiempo con una gran rapidez. Pinto había crecido y su aspecto había cambiado, igual que cambian los niños a medida que el tiempo pasa. Se quedaba muchas veces con la mirada fija en el horizonte, ¿qué mirarían tan fijos los ojos de mi pájaro?. Era un misterio para mí. Un día se marchó volando y le perdí la pista. Tardó más de lo normal en regresar, cosa que se repetía cada vez con más frecuencia. Se juntaba con otros pájaros y al trinar todos al mismo tiempo, originaban una sinfonía pajaril de une belleza considerable.

Cierto día, al atardecer, remontó el vuelo, revoloteó varias veces a mi alrededor con un vuelo muy rápido, vuelo de alegría, me miraba y me miraba y trinando desapareció. Ya no le volví a ver más veces. Escogió su libertad, la libertad que yo le había enseñado y que yo sabía que un día se marcharía para no volver nunca más. Se fue seguramente con el grupo de pájaros de los que él se había hecho amigo, y es posible también que se hubiera enamorado de una pajarita tan dulce y tan tierna como él...