( A Teresa Lun)
Me gustaría pregonar tu nombre
por aquellos mundos nunca pisados,
por si acaso algún día puedo perderte
que nada ni nadie puedan borrrarlo.
Y pintar tu mirada por las paredes,
y tu sonrisa tan dulce por los pinares,
tus pisadas tan suaves por los frutales
y tu figura tan linda en los encinares.
Me gustaría oír tu voz en el firmamento,
esa voz cálida que me da aliento,
y me dijeras muy cerca junto al oído
tú eres mi amor, mi cariño, yo no te olvido.
Yo quisiera adivinar toda tu ternura,
tu sensibilidad y toda tu dulzura,
tu tolerancia y tus amarguras
y tu gran suavidad junto a tu cordura.
Y verte caminar descalza en el infinito,
y tu cuerpo gracioso por los senderos,
y cogiendo tú un pez junto a ese río,
tan lejos, tan sombrío y un poco frío.
Y verte allí jugar con los pajaritos,
y dar calor y aliento a los pequeñitos,
y verte acariciar a los animales
cuando tú les das su comida como raudales.
Y…cuando tú te asomaras por aquél puente,
con tu pelo muy largo resplandeciente,
por donde corren las aguas muy cristalinas
donde calman su sed muchas golondrinas…
Te miraría a tus ojos muy fijamente
y cogería tu mano tan suavemente
que te diría: abrázame, ven, tiernamente,
y…dame, dame un beso muy suavemente.
Y entonces cogería para ti un ramo de flores,
muy grande, muy alto, con mil colores
para que cuando tú lo miraras, me recordaras
y para que tú al olerlo, a mí me amaras.
Y aunque tú no me amaras, ¿sabes que haría?,
para que tú me quisieras…yo rezaría,
y volvería a pregonar tu nombre en el infinito,
y soñaría con tus besos un día de frío…
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