LA MONJITA




Sobre el dintel de una fuente
una monjita rezaba,
y le pedía al buen Dios
que a su cielo la llevara.

La monjita tuvo un sueño,
sueño de plata y escarcha:
se convirtió de repente
en pequeña gota de agua
que vivía para siempre
junto a sus padres y hermanas
en el fondo de los mares,
entre azucenas muy blancas.

Allí se sentía feliz,
allí nadie la buscaba,
y en el medio de la noche
a su Dios así rezaba:

Señor, si tú quieres que esté aquí,
yo lo haré de buena gana,
y te seguiré rezando
cada mañana al alba,
espero que no me olvides
porque estoy desesperada.

Mientras Dios la protegía,
no decía nada y callaba.

Pasó muy tarde el invierno,
llegó muy pronto el verano,
los rayos de sol besaban
a aquella gota tan blanca.

El sol con su resplandor
la convirtió en nube blanca,
se fue junto a los luceros
a ver lo que allí pasaba,
y al no encontrar al buen Dios
repetía y repetía
su oración tan ordenada:
Señor, si tú quieres que esté aquí,
yo lo haré de buena gana,
yo te seguiré rezando
cada mañana al alba,
pero tú nunca me olvides
porque estoy desesperada.

Mientras Dios la protegía
no decía nada y callaba.

Se pasó pronto el verano,
llegó presto el invierno,
y la pobre gota de agua
en el mar se congelaba.

Se hizo copito de nieve,
se cubrió de blanca escarcha,
y una mañana de frío
se quedó en las montañas.

Al derretirse la nieve
se quedó encarcelada
en la corriente de un río
lleno de espumas muy blancas.

Del río salía una fuente,
era una fuente sagrada
donde las monjas cogían
agua para consagrarla,
una monjita muy joven
la metió en una jarra.

Señor, si tú quieres que esté aquí,
Yo lo haré de buena gana,
yo te seguiré rezando
cada mañana al alba,
pero tú nunca me olvides
porque estoy desesperada.

Mientras Dios la protegía
no decía nada y callaba.

El señor cura pronuncia
las palabras consagradas,
palabras que jamás nadie
pudo tan bien pronunciarlas.

El agua se transformó
en la sangre derramada
del Cristo crucificado,
y al rezarle la monjita
su oración acostumbrada,
desde el fondo de la cruz,
Dios sonreía y callaba...

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