Paseaba con
su madre,
qué mujer
tan bella,
qué bonito
pelo de color azul,
sus caderas
tersas
llenas de
realeza,
qué formas
tan lindas,
sus bellos
ojos
parecían dos
perlas...
Paseaba con
su madre,
me miró de
frente,
bajó su
cabeza,
parecía que
tenía
una gran
tristeza...
Me quedé
extasiado
lleno de
locura...
la quise
seguir
para
contemplar de cerca
toda su
hermosura...
Pero no la
seguí,
tuve miedo
de poder
amarla
con toda
ternura,
de que mis
heridas
de nuevo
se fueran a
abrir...
La dejé
pasar
y hoy la
recuerdo
en un mes de
abril...
Al llegar a
casa
escribí un
nombre,
escribí te
quiero...
y todavía lo
conservo
en mi único
atril...
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