( A Carmen
Bregón con cariño)
Un castillo
en el aire
fabriqué,
con el
cemento de mis sueños,
con las manos
de las
sonrisas calladas.
Y en ese
castillo dibujé,
una gran
ventana,
una vía de
un tren
que no se
detiene y pasa.
Sobre la ruta
de un país
lleno de hadas,
un lento
peregrinar
caminaba
hacia ese
castillo risueño
con sus
pupilas encendidas,
mirando
cómo todas
las cosas
se desvanecen
con la
amargura
del canto del
alba.
En las torres
altas
de mi
castillo,
repasé una a
una
todas mis
jornadas,
ahora
que la calma
del ocaso
alumbra
las verdes
praderas de mi alma,
y pude
contemplar...
que todavía
camino
sin saber
nada de nada...
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