Un niño se
marchó el cielo,
en el azul se
perdió,
era hermano
de un lucero,
hijo de aquél
bello sol.
La luna
cantaba
al niño una
nana
en esa
solana.
Una gaviota
en el río,
allí lloraba
su pena,
porque el mar
con su delirio
no le dejaba
en su arena
dar de comer
en su nido
a los hijos
de sus venas...
El sol
alumbraba
aquella
mañana
con toda su
calma.
Y aquél niño
que un día
en el cielo
se perdió,
lo trajo una
mariposa
entre los
rayos del sol,
ya no le
alumbra la luna...
ya no le
mecen su cuna...
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