Voy a labrar
tus campos
con una yunta
de ruiseñores,
con un arado
de terciopelo,
para sembrar
en ellos
mis viejas
tristezas,
mis risas y
llantos
y mis
anhelos.
Que solo sea
la voz del
viento
quien los
vigile,
y en los
surcos
de tus
campos,
en un
sendero,
voy a
construir mi morada
para escuchar
por siempre
la voz de tu
eco.
En la roca
desnuda
que alumbra
el sol
y acaricia el
viento,
pintaré tu
cara,
para que con
las ráfagas de nieve
de los crudos
inviernos,
se cubra toda
de nácar y
de misterio.
Cuando crezca
en la roca
el musgo
florido,
junto al
arroyuelo,
dos águilas
reales
harán su
nido
en aquellos
juncales secos
de los
trigales
y tus
recuerdos.
Voy a labrar
tus campos
con el arado
de la suerte,
para que la
voz de tu eco
me diga un
día:
no te vayas,
ven,
quédate
conmigo,
quédate
siempre...
Muy bella entrada preciosa cancion
ResponderEliminarun beso corazon
Y te quedaras a recoger esa cosecha que has labrado
ResponderEliminarHermoso
Te dejo un beso
Amigo José tienes un blog muy bonito, Si me lo permite decir, y si me permite ser tu amiga. Un saludito, tu amiga Sofi.
ResponderEliminarJosé, me detengo en este poema, que al leerlo me ha emocionado mucho, a veces, el momento en que leemos o vemos algo, es propicio para las lásgrimas, los sentimientos y los recuerdos
ResponderEliminarquizá por eso me ha llegado tanto, además de ser tan hermoso como esperanzador
un abrazo desde Argentina
claudia
Esos campos de Segovia son mi alegría con sus olores y su Gente donde yo encontré mi alegría y el amor de mi vida, es tan bonita que me gustaría despertarme en ella aunque sea un día. besos.
ResponderEliminar