EL OCASO DE LA VIDA



La cita es cada año.
en un parque,
con sonrisa incluida
y un tierno abrazo.
Cada año vuelvo a su rostro,
y a su amor
y algunas veces
nos pedimos perdón...

En ese abrazo, en ese mimo
nos entregamos.
Me pierdo en sus ojos,
me lleno de su pelo negro,
con un beso, rozo sus labios
de miel y de terciopelo blanco.

La cita es todos los años,
con paseos por parajes
y en un banquito sentados,
damos de comer a las aves.

La cita es cada año.
con besos tiernos...
en los párpados cerrados.

La cita es planeada
en lo días de lluvia.
No mencionamos nuestros maridajes
y nos tomábamos de la mano,
sonrojados... turbados.

Diciéndonos tantas cosas, entre lágrimas.
Entre suspiros, mirando las nubes,
mirando las gotas de lluvia, se pasan las horas.
Húmedos nuestros ojos... se dicen tantas cosas.

En el ocaso, nos decimos adiós,
y un ¡cuídate cariño!, hasta el próximo año.
Los dos reímos... nos damos un beso.
Exclamamos a un tiempo ¡No te olvides de mí!
y volvemos a sonreir.
¡Hasta al proximo año...
mi amor tan cercano y tan lejano!

Me retiro del parque, caminando
por la calles la lluvia me moja.
Yo regreso a mi hogar y ella al asilo...
a su asilo dorado
donde vive con las monjas...

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