AUNQUE YO ESTÉ MUERTO



Ha pasado mucho tiempo,
pero al fin yo ya te veo,
tienes aires de tristeza
y en el espejo de tus sueños
vas ahogando tus sentimientos.

Te he visto en nuestro jardín,
donde nos dimos el primer beso,
entre olores de albahacas
y las flores de romero,
parecía que tocábamos
hasta el mismísimo cielo,
nos hablábamos con los ojos,
no teníamos ningún misterio.

Juntamos nuestras dos almas,
estábamos felices y contentos,
y al recordar todo esto
he intentado varios días
escaparme del cementerio,
para decirte que aun te quiero,
pero al pasar por la puerta
no me dejó el sepulturero.

Todas las noches paseo
entre los cipreses eternos
y desde allí yo te mando
mis anhelos y recuerdos.

Vive contenta mi amor,
no arrugues más el ceño,
yo siempre te amaré, cariño,
aunque mi cuerpo se haya muerto...

No llores, por favor, no me llores,
ni me llames con nostalgia,
porque mi cuerpo es ahora
huesos y carne putrefacta.

Recuerda mis sonrisas,
no me olvides en las madrugadas,
ni en las lluvias de otoño
que refrescan al alma por las mañanas.

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