Recuerdo aquel día,
un día de viento y grisáceo,
hacía mucho frío,
el cielo estaba nublado,
la primavera en camino,
y las primeras flores
parecía que estaban brotando.
Los rayos del sol,
despertaban a los lirios blancos
que embriagaban de perfume
a todos los valles y prados.
El silencio se oía
por todos los campos,
ella estaba triste
y recogía las flores
que encontraba a su paso.
Me parece que ya no me quieres,
me dijo llorando,
me parece que me has olvidado.
Sus tiernas palabras,
me dejaron temblando y pensando,
yo estaba confuso,
yo estaba algo raro.
Un suspiro de niebla
venía sonando y volando,
parecía que era una canción
con sonidos extraños,
ella se puso a llorar
y mis ojos se quedaron llorando.
Pero quiero que sepas que yo
todavía te amo,
me dijo ella
con las manos temblando,
te amo y te amaré
aunque me pase la vida llorando,
te amo aunque ya no me quieras,
ya no quiero amar a un extraño.
No sabía lo que decir,
yo sentía un dolor amargo,
ese amor para mí estaba muerto,
y me quedé callado,
ya no podía seguir amando.
La di un beso de amigo,
la besé sus dulces labios,
y ella me besó llorando,
la cogí de sus dos manos
y sintió que mis lágrimas
a sus manos las estaban mojando.
La noche somnolienta
también venía llorando,
y mi alma se quedó,
cubierta de hielo y de espanto.
Las hojas de un árbol caían
en aquel campo dorado,
y las estrellas relucían
en aquel cielo tan mágico.
En los árboles mudos,
ya no cantaban los pájaros,
las lágrimas de mis ojos
en el silencio se iban derramando,
y en las praderas y páramos,
también lloran en silencio
todas las flores del campo...
un día de viento y grisáceo,
hacía mucho frío,
el cielo estaba nublado,
la primavera en camino,
y las primeras flores
parecía que estaban brotando.
Los rayos del sol,
despertaban a los lirios blancos
que embriagaban de perfume
a todos los valles y prados.
El silencio se oía
por todos los campos,
ella estaba triste
y recogía las flores
que encontraba a su paso.
Me parece que ya no me quieres,
me dijo llorando,
me parece que me has olvidado.
Sus tiernas palabras,
me dejaron temblando y pensando,
yo estaba confuso,
yo estaba algo raro.
Un suspiro de niebla
venía sonando y volando,
parecía que era una canción
con sonidos extraños,
ella se puso a llorar
y mis ojos se quedaron llorando.
Pero quiero que sepas que yo
todavía te amo,
me dijo ella
con las manos temblando,
te amo y te amaré
aunque me pase la vida llorando,
te amo aunque ya no me quieras,
ya no quiero amar a un extraño.
No sabía lo que decir,
yo sentía un dolor amargo,
ese amor para mí estaba muerto,
y me quedé callado,
ya no podía seguir amando.
La di un beso de amigo,
la besé sus dulces labios,
y ella me besó llorando,
la cogí de sus dos manos
y sintió que mis lágrimas
a sus manos las estaban mojando.
La noche somnolienta
también venía llorando,
y mi alma se quedó,
cubierta de hielo y de espanto.
Las hojas de un árbol caían
en aquel campo dorado,
y las estrellas relucían
en aquel cielo tan mágico.
En los árboles mudos,
ya no cantaban los pájaros,
las lágrimas de mis ojos
en el silencio se iban derramando,
y en las praderas y páramos,
también lloran en silencio
todas las flores del campo...
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