CREIAMOS

Creíamos que nuestro amor
sería siempre eterno,
que nunca sería derruido
por ningún fuerte viento,
y caminábamos contentos,
abandonábamos pueblos,
íbamos amándonos
a campo abierto y en secreto.

Juntos los dos,
construimos nuestro reino,
y por la noche bailábamos
con el calor de nuestro fuego,
yo sería tu dueño, tu rey,
tú serías mi reina, mi sueño.

Nos creímos los dueños del mundo,
todo era precioso como los sueños,
tú serías la reina de mi reino,
y yo sería el rey de tu reino.

Pero he aquí que una mañana
despertamos de nuestro sueño,
y alguno de los dos
buscó otro sendero,
y se fue a buscar otras montañas
por los senderos más viejos.

Ahora cada uno, de nuevo,
retornaremos a nuestro pueblo,
a sus empedradas calles,
a los surcos y barbechos,
a continuar ya para siempre
destronados de nuestro reino...

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