contigo soñando estaba,
y hoy madre, al despertar,
recordaba cuando niño
sentada en aquella escalera
cuantas cosas me contabas.
Llevo tu foto guardada
dentro de mi corazón,
para que tú me protejas
cuando yo esté en un peligro,
y me encuentre en tu compañía
así tranquilo y mucho mejor.
Siempre me decías, madre,
que las guerras no son buenas,
que los hombres estamos hechos
todos de la misma materia,
que debemos ser iguales
no importa donde uno naciera,
que no importaba el color
que en su piel ellos tuvieran.
Hoy han traído a mi casa, madre,
las botas y la guerrera,
un casco caqui y un fusil
y también una bayoneta.
Por todas partes se dice
que ya ha comenzado la guerra,
y todo a su alrededor
está lleno de metrallas,
de bombas y de trincheras.
Y yo me pregunto, madre,
el porqué de tantas guerras,
que los odios a la larga
siempre traen más odios,
que el poder hace las guerras,
que para ellos no importa
cuanta sea la gente
que en esas guerras se mueran..
Tú a mi me decías siempre, madre,
que todos los hombres
deberíamos ser iguales
no importa donde nacieran,
pero yo veo que el mundo,
está lleno de fronteras,
de fronteras impermeables,
donde no dejan nunca pasar a las gentes
pero sí dejan pasar a las guerras.
Si algún día la gente escuchara,
lo que a mi me decías, madre,
sentada en aquella escalera,
que el amor debe imperar
sobre la faz de la tierra,
que todos somos iguales
sean de la raza que sean.
Entones estoy bien seguro, madre,
que dejaría de haber hambre
y se acabarían todas las guerras…
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.