Eras como un ruiseñor
que ibas de flor en flor,
ibas libando las mieles
de diferente sabor.
Un día te posaste en mis pétalos
y probaste su sabor,
y a mi me gustaba tenerte
entre mis pétalos de diferente color.
Ay, mi ruiseñor,
mi pequeñito y lindo ruiseñor,
tú no sabías
que al posarte en mis pétalos
de diferente color,
te habías adentrado
hasta el fondo de mi corazón.
Siempre cantabas contento,
mi pequeño ruiseñor,
sobre todo cuando libabas las mieles
de mi corazón.
Tú siempre tan hermoso,
con tu lindo plumaje,
te parecías a un príncipe
de un digno linaje.
Vuelve, mi pequeño ruiseñor,
vuelve y no te vayas jamás,
sigue libando mi miel
porque yo te aseguro
que no te arrepentirás más.
Vuelve, mi tierno ruiseñor,
vuelve a posarte en mis pétalos,
vuelve trinando y contento
quiero oir otra vez tu voz.
Yo te daré muchas mieles
para que te quedes de una vez,
y no seas más picaflor
y vayas de flor en flor…
mi pequeño ruiseñor,
mensajero del amor...
Ay ruiseñor,
mi pequeño ruiseñor,
siempre serás
el mensajero del amor,
el mensajero de mi amor.
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