(A Carmen Bregón, con mi cariño especial)
Es de noche,
la luna ya aparece...
...es tan blanca...
Los pájaros ya duermen,
muchos amores se apagan,
y otros en su andadura
parece que cabalgan...
Y hay estrellas a miles,
y pronto, tal vez mañana,
en nuestras cabezas canas...
El tiempo corre y corre
y ya nunca más vuelve,
qué pronto se nos marcha...
¿Porqué será que siempre
la luna cuando sale
se queda tan callada?
Y las estrellas...¿qué dicen?,
tampoco dicen nada.
Solo el árbol del campo
permanece en su andanada,
y sus ramas al viento
parece que se marchan,
y el jilguero que vuela
y alegre siempre canta,
y la violeta que nace
en cada temporada,
y el cordero que come
y bala y siempre bala...
¿Porqué, porqué lloramos?
Quizá no recordemos
que después de una noche,
de una noche larga, larga,
amanece un nuevo día
y la noche siempre pasa...
¡Que misterio es nuestra vida,
que lucha tan callada!
Nos parece que Dios,
que nunca se mete en nada
parece que no quiere
la felicidad tan ansiada...
Y...es que
igual que hay estrellas a miles
y miles son las ramas,
y miles los ocasos,
y miles las mañanas,
también los hay a miles
esos amores, que sin serlo,
creemos que nos matan...
Deja pasar la noche,
porque,
cuando las estrellas se apagan
para decir al mundo
que ya viene otra mañana,
la luna ya no aparece,
se esconde,
porque siempre,
siempre la noche pasa...
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