Te canto a ti, alma esclava,
de lengua negra silenciosa,
que has caminado
sobre el gran desierto
de la injusticia e incomprensión.
Has pululado,
suplicado y humillado,
entre las injusticias
del hombre blando misterioso,
y por sus caminos relucientes
has incendiado la noche
de luceros estrellados.
Tu sangre,
ha teñido la tierra y el río
para dar vida a la semilla
que no entiende de colores,
ni de amores ni de risas.
La hermosura de tu ánimo
y la tristeza de tu semblanza,
han confundido el paisaje
donde Dios te besaba
en el crepúsculo,
y los ojos de las nubes
han guiñado al sol de poniente,
donde vuestras estatuas desnudas
eran guerreras del dolor
y de la ignorancia.
¿Recuerdas?,
fuentes siempre secas,
amores cautivos,
luces en penumbra,
látigos en vilo,
sudor en tus rodillas,
hambre en el delirio,
piel de escalofrío,
sueños siempre huidos.
Hoy, yo hombre blanco,
no quiero ser incomprendido,
y te canto esta nana
para pedirte
perdón y olvido
como el mar abraza al río,
y la primavera al estío,
y puedas contemplar riendo
el bello vuelo de mariposas
que caminan en el eterno infinito.
Hoy, también yo te miro,
con dicha sosegada...
alma de niña...
que un día fuiste esclava...
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