custodian los parques,
una vaca gime
en los arrozales.
-Mamá tengo miedo,
mamá tengo mucho miedo
de la luna, del granizo,
del viento y del aire,
todo está muy solo,
no veo a nadie en la calle.
No te preocupes, mi niño,
no te preocupes, mi alma,
mira hijo como en el cielo
Dios cuida a las estrellas
y también a los luceros,
esas estrellas que ves,
no son de nadie,
si se pudieran coger,
serían de alguien muy importante,
y entonces ya sí que tendrían dueño,
y se venderían en las joyerías
donde solo las comprarían
las gentes muy importantes.
-Mamá, cógeme una estrella,
una estrella muy grande
y que a mí me hable,
antes de que las compren
esos señores tan importantes.
El niño está en el regazo,
en el regazo frío de su madre,
solo puede ver a la luna
que se refleja en el parque,
y que entra sola y triste
a través de los cristales.
-Mamá, quiero un osito,
pero un osito que ande y me hable,
un osito que también me sonría,
un osito que nunca se marche.
En los graneros, el trigo,
se pudre y no lo come nadie,
parece que están ardiendo,
parece que todos arden,
a la luna se la ve triste
y muy sola en un estanque.
-Mamá hoy no ha venido a verme
el pajarito que cada día
me visita en mi ventana,
a lo mejor también tiene miedo
y se ha escondido detrás de una rama.
Mira hijo, mi niño del alma,
los pajaritos tienen alas,
y vuelan a todas partes,
quizá se haya ido de excursión
con su mamá a alguna parte,
y quizá mañana te traiga
una lombriz en el pico
para regalarte,
pero acaso esté escondido,
porque parece que viene un nublado
con nubes muy negras
a la caída de la tarde.
-Mamá, tengo mucho frío,
se me hiela el alma y la sangre,
todo lo veo tan negro
que sigo sin ver a nadie en la calle.
Por fuera nevaba,
el niño no tenía guantes,
los copos de nieve,
son tan grandes como panes,
y el niño quiere cogerlos
quiere cogerlos al vuelo y al aire.
-Mamá, no puedo coger
esos copos que parecen panes,
mamá, tengo mucha hambre.
Vamos a la cama hijo,
antes de que llegue padre,
porque en las noches de luna llena,
dicen que sale un coco por los arrabales,
y dicen que se come a los niños
solo a los niños que tienen mucha hambre,
anda, vamos a la cama, mi niño,
que es está haciendo muy tarde.
-Mama, para el día de los Reyes Magos,
pídeme una cajita pequeñita y bonita,
una cajita roja, del color de la sangre,
una cajita que sea de cartón
y que tenga solo tres cavidades,
una para meter a un lucero,
para regalártelo, a ti, madre,
otra para meter a una estrella,
que quiero regalársela a mi padre,
y otra para meter
las sonrisas tan grandes de mi abuela,
que son iguales de sinceras
que las tuyas, madre.
Sí, mi niño, no te preocupes,
que los Reyes Magos te van a traer,
esa cajita roja del color de la sangre,
y vendrán los tres galopando
en un camello celeste y muy grande,
vendrán galopando por el aire,
para traer los regalos a los niños,
a todos los niños
que solo tienen mucha hambre…
Esta poesía me encoge el alma. Cuanta hambre, guerras y calamidades entre los seres humanos. Hemos olvidado que somos todos hermanos. Pero la vida sigue otro rumbo a mi modo de ver muy perdido. Un beso por estas poesias que llegan al alma.
ResponderEliminarTus poemas demuestran que detras de ellos hay una persona con alma de angel... Voces como estas hacen faltan..Sigue escribiendo, se necesitan personas con tu sensibilidad en este mundo que nos ha tocado vivir.
ResponderEliminarTu gran Admiradora Loly.